“Dejaba parte del explosivo en las bombas que, al no haber quedado bien acabadas, tenían que volver a pasar por la fresadora para ser pulidas otra vez, entonces la máquina hacía de percutor y provocaba una explosión en cadena”.
Fue trasladada por la Gestapo a la prisión de Saint Michel y de allí a la cárcel de París y posteriormente a la prisión de Compiegne, antesala de los campos. El 30 de enero de 1944, junto a otras 959 mujeres, fue enviada al campo nazi de Ravensbrück. En la documentación consta que fue registrada el 3 de febrero con el número 27219 en el Campo de Ravensbrück. Allí fue sometida como el resto de reclusas al rapado de pelo (se vendía para hacer pelucas) y hay 4 meses sin esclarecer.
Volvemos a saber de ella cuando el 21 de julio de ese mismo año, fue destinada al Kommando Hasag, un complejo militar dedicado a la fabricación de obuses en la ciudad de Leipzig, junto a otro numeroso grupo de deportadas, entre ellas siete españolas más, en el que trabajaban 12 horas diarias y recibían una sopa y un mendrugo de pan. Su número de presa es el 4068. A los obreros del complejo les dijeron que eran delincuentes: esencialmente ladronas y prostitutas, a las que se reeducaban a través del trabajo y les dieron orden de no hablar con ellas. La empresa quiso pagarles con bonos para la cantina, pero ellas lo rechazaron por ser dinero de Hitler.
Elisa y sus compañeras se dedicaban al sabotaje e inutilizaban los obuses y las máquinas a menudo. Entre los sabotajes que realizó Elisa, y que inutilizó la fábrica de obuses inutilizado parte de la fábrica.